Viernes, 1
de noviembre de 2013
La pequeña
ventana del tren se encuentra empañada, con la manga de mi camisa trato de
limpiarla un poco para poder aclarar el paisaje exterior. Alcanzo a ver el
letrero de la estación que me indica la llegada a mi primer destino. Está
lloviendo a cántaros. Muchas veces la naturaleza suele enviarnos señales, o por
lo menos creemos que nos las envía, lo cierto es que está en nosotros interpretarlas
en forma positiva o negativa. Para mí es una lluvia bendita, porque hoy comienza
a caminar por las calles mi primer libro llamado “20.000
Palabras”, la última estación de este diario. El primer viaje ha llegado a su fin, pero nada termina aquí, sino
que me bajo del tren de estas páginas para subirme a la nueva aventura de mi vida
como escritor.
¡Cuántas
cosas para decir en un día como hoy!
Hace apenas
algunas horas avisé que mi libro estaba disponible, inmediatamente
comenzaron a llegarme pedidos. Estoy siendo sorprendido por el cariño y el
apoyo. Un ejemplo: alguien que no esperaba me dijo que quería 15
libros, uno para él y el resto para regalar a sus amigos. Sorprendente. Los
ejemplares empezarán a viajar por todo el país y algunas naciones de este
pequeño mundo.
Si esto
sigue como parece, la primera edición se agotará pronto, incluso antes de que
pueda hacer la presentación oficial del libro. ¡Espero que sea así! quisiera tener la
segunda edición con una gran cantidad de ejemplares para la noche en que lo
presente y poder distribuirlo en la mayor cantidad posible de librerías. Creo
que los que me venían leyendo estaban al tanto que la primera edición era de
apenas 200 ejemplares, autogestionados, por lo que casi no hay margen para
distribuir, regalar o promocionar. Será necesario una pronta segunda edición
para todo esto último.
Otra cosa
que quiero decir: sé que cualquier escritor que publique algo, por el medio que
sea, quedará automáticamente expuesto a la crítica. En general,
la mayoría de los lectores toman una obra y simplemente se dedican a disfrutar
de las cosas que el autor propone, o en el peor de los casos abandona la
lectura si no lo atrapa.. Pero he notado que, lamentablemente, es distinto el
caso de los escritores que leen la obra de otros colegas. La mayoría de los que
hacen de la escritura un oficio, suelen estar dominados por un gran ego, dan la
sensación de que necesitan sentirse superiores a sus pares y piensan que una de
las formas de lograrlo es intentar defenestrar la obra de otros escritores. Los
móviles son variados: envidia, maldad, afán de notoriedad, espíritu
destructivo.
Pero afortunadamente
no todos son así, existe también otra clase de escritores-lectores: los
humildes, aquellos que cuando tienen que hacer una crítica o una observación a
su par la hacen en privado, no en público a fin de no exponer supuestos
errores. Y he descubierto que cuanto mejores son escribiendo, mayor suele ser
su humildad. Se critican a sí mismos antes de señalar defectos ajenos, con tal
de no herir a alguien. Son verdaderas personas de Grandeza.
En
definitiva, la verdad no la tienen los críticos-escritores-frustrados, sino el
público que lee y yo espero encontrar al mío, que hoy ya se cuenta en gran
cantidad y me ilusiono con que crezca rápidamente. Ahora les entrego este
sencillo libro de cuentos, con defectos y con tal vez alguna virtud, oro para
que sea del agrado de quien lo tenga en sus manos. En no mucho tiempo volveré
con una historia grande y más ambiciosa.
Son 23
cuentos, de los que espero todos me pregunten cosas. ¿Cómo se me ocurrió cada
uno? ¿Por qué esto?¿Por qué lo otro? ¿De dónde sale ese personaje? ¿Quién te lo
inspiró? Ojalá lluevan las preguntas así como cae la lluvia hoy en Buenos Aires,
ojalá lluevan lectores y entrevistas también. Ojalá funcione aquella vieja fórmula
de difusión natural conocida como de boca en boca. Ojalá alguien quiera ilustrar
alguno de mis cuentos. Ojalá, ojalá, la hoja, hojalata, ojota, ojo el parche, ojos negros.
En los
próximos días tendré que moverme mucho, cuando empiezas un camino no debes
detenerte hasta llegar al objetivo. Por lo pronto, agradezco infinitamente a todos los que
me han acompañado en este diario. Me pongo a pensar en las vivencias que
dejé aquí, mi búsqueda de Holly, las palabras mágicas, mi peor enemigo, las
interminables crisis, el encuentro con las almas, los premios y los planes cambiados. Tantas
cosas en tres años, simplemente un pedazo de mi vida.
Estoy
mirando el mapa con las próximas estaciones en las que quiero hacer escala: DIFUSIÓN, MUCHOS NUEVOS AMIGOS, VOCACIÓN, NOVELA, COMPRENSIÓN, CIUDADES, VIAJES, LETRAS,
PALABRAS…LIBROS.
Espero que el
boleto me alcance para pasar por cada una de ellas.
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