Querido diario:
Creo que ya conocés que durante toda mi vida he sabido aprovechar las situaciones negativas y las adversidades para transformarlas en algo positivo.
La más conocida por vos es aquella que me quiso destruir de pequeño arrancándome a mi padre de esa forma de la que ya no vamos a volver a hablar, con el tiempo lo supe manejar para transformarme yo mismo en el mejor padre que pudiera ser. Pues ahora entiendo que este accidente de hace una semana, que tanto me perjudicó, lo estoy convirtiendo en algo distinto, en algo para poder ayudar a otra persona, y a través de esa persona a una familia, y a través de esa familia quién sabe a cuántos más.
Pero lo que hoy me sorprende es que también me ha regalado una nueva historia para escribir, una que ya hace que mi corazón salte de emoción porque estoy seguro que va a superar a todas las anteriores.
No puedo esperar un segundo más para ponerme a escribirla.
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