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martes, 18 de junio de 2013

Universo congelado


Alguna vez hablé en este mismo diario sobre mis personajes, diciendo que en muchas ocasiones me daba la impresión de que en determinado momento se detenían a observarme y a esperar a que les de instrucciones de cómo seguir en la historia, como si yo fuera un director y ellos los actores. Sucede que cuando escribo suelo encontrarme con ellos, a conversar acerca de cómo son, que sienten y que harían en cada paso que les toca actuar en la ficción que estoy creando. Ha pasado tiempo que no estoy con ellos, ni he vuelto a entrar a sus mundos, casi que los he abandonado por mis problemas de la vida. Vuelvo a pensar en lo escrito hasta hoy. Me sumerjo en esta historia que suplica por su final, paseo por sus escenarios y los lugares donde se desarrolla todo, la imagen es la de una ciudad abandonada, con maniquíes inertes como únicos habitantes, como si se tratara de un ensayo nuclear de los años '50. La contemplo como a un universo congelado en el tiempo, esperando por mí, a que me digne nuevamente a apreciarla y a devolverle la vida. Creo que la merece.

jueves, 13 de junio de 2013

Hundido


Cuando era niño, hace un tiempito por cierto, recuerdo que disfrutaba mucho jugar a la batalla naval. Aquel juego tan simple del que sólo necesitábamos dos jugadores, unas hojas cuadriculadas y una lapicera cada uno. Tan distinto a los juegos que hoy tienen los chicos, como la play, la compu o los mismos celulares, en los que pasan horas y horas en forma solitaria, casi autista diría. Aquel juego de la batalla consistía en armar en tu hoja cuadriculada una cuadrilla de 10 x 10, con doble entrada, por un lado números del uno al diez y por el otro las letras de la A a la J y pintar separados algunos casilleros de 4, 3, 2 y 1 unidades, que representaban la ubicación de tus “barcos”. La guerra comenzaba y uno debía dar una vez por turno las coordenadas tratando de acertar donde el rival tenía ubicados estratégicamente sus barquitos. Cuando le dabas a uno grande (de varios casilleros) era obligatorio reconocer que había sido “tocado”, cuando te habían adivinado la ubicación del barco completo tenías que declarar el “hundido”. La guerra terminaba con el primero que lograba adivinar la ubicación de todos los barcos del contrario, generalmente el último barco al que le acertabas era uno de los que ocupaban un solo casillero, el barco más chiquito.

Aviso de cierre de cuenta bancaria. No hay recursos. Desolación. Ayer dieron en mi último barquito.

Hundido.