A los queridos chicos de
PESCAR:
Sueña grandes sueños
Cuando yo era un adolescente,
cayó en mis manos un pequeño libro llamado "Sueña grandes sueños", en
el mismo recuerdo que el autor del libro contaba que el presidente de Coca Cola
en los primeros años de la empresa declaró lo siguiente:
“Haremos que todo el mundo pueda conseguir una botella de Coca-Cola a
precio ínfimo, sin importar dónde esté o cuál sea el costo real”.
¡Eso si que era soñar en
grande!. Posteriormente, el autor continuaría el libro preguntando cuál era tu
propia visión y te desafiaba a sobrepasar los límites de los sueños hasta
llegar a lo más alto que puedas imaginar. Aquel sencillo libro marcó mucho mi
vida.
Hace unos cinco años, cuando yo
todavía no había llegado a los cuarenta de edad, se despertó en mí el deseo de
iniciar una carrera universitaria, algo que postergué en su momento por haberme
casado muy joven y haber sido pronto padre de cuatro maravillosos hijos. Pues
bien, para el año 2008 mis hijos ya se habían convertido en adolescentes y no
requerían de tanta dedicación de mi parte, entonces pude usar un poco más del
tiempo para mi mismo. Con el apoyo incondicional de mi esposa y el de mis
hijos, me anoté en la universidad para comenzar a cursar la licenciatura en
Dirección de Negocios. Hoy estoy a muy pocas materias de recibirme, pero debo
decir que mi ambición no era obtener un título, sino demostrarme a mi mismo que
podía lograrlo. No era fácil después de tanto tiempo de haber dejado el
secundario volver a agarrar libros académicos, pero me demostré que, con mucho
esfuerzo y dedicación, era posible alcanzar lo que me había propuesto.
En los primeros años de la
universidad surgió otro deseo más: escribir ficciones. En el año 2010 abrí un
blog y empecé a compartir mis primeros escritos con algunos lectores que se
iban acercando a conocerlo, los mismos se hicieron seguidores y en poco tiempo
recibí decenas de miles de visitas de todo el mundo, muchos de los visitantes
me dejaron sus comentarios alentándome a seguir escribiendo. Por consejo de una
profesora de la universidad, envié una de las historias que había escrito a un
concurso internacional. El relato se llamaba “Una oportunidad para Johnny”. Para
mi sorpresa, fue elegido segundo entre unos 1500 relatos que participaron. Lo
tomé como una confirmación de que debía continuar con lo que tanto me gustaba:
escribir. Después de un tiempo de continuar con el blog, pensé que algunas de
las historias que había escrito tal vez valdrían la pena de ser reunidas en una
edición impresa; amigos y familiares me alentaban a hacerlo, pero para un
escritor aficionado y desconocido se trata de una empresa muy difícil. La única
manera de publicar era autogestionarse, es decir, pagarme yo mismo la publicación. Verdaderamente,
yo tenía pocas posibilidades de lograrlo, un sueldo para mantener un hogar muy
grande apenas si alcanzaba para cubrir todas las necesidades y venía acumulando
muchos problemas económicos. Aún así, no dejaba de soñar con publicar.
Escribí mi frustración en uno
de mis blogs, una entrada llamada “Palabras mágicas” en la que contaba de una
forma original y divertida, conversaciones de mi vida con distintas personas
que yo creía que me podían ayudar a publicar: parientes de buena posición
económica, otros con una pequeña fortuna recientemente heredada, amigos
empresarios; todos me preguntaban si yo seguía escribiendo y cuando iba a
publicar un libro, pero ninguno se ofrecía a financiarme, ninguno decía las
palabras mágicas: “yo te voy a ayudar”.
Hasta que un día apareció
alguien, un ex compañero de trabajo con el que sólo compartimos 3 meses, pero
él venía leyendo mis relatos en los blogs y según me dijo, quedó conmovido por
“Palabras mágicas”. Me escribió un mail en el que me decía que no tenía ninguna
fortuna heredada ni le sobraba el dinero, pero que quería apoyarme para que yo
pueda publicar, porque él creía que lo que yo escribía valía la pena. No pude contener
las lágrimas de emoción mientras leía esas palabras.
Pocos días después nos juntamos
y él me prestó una cantidad de dinero para que yo pueda financiar una parte de
mi libro. Con eso fui a la editorial y dejé el primer pago para empezar a
trabajar en la
publicación. Ya puedo confirmar que en los primeros días de
noviembre “20.000 Palabras”, título de mi primer libro, estará en la calle. Sé que este libro
no será uno que entrará en la historia de la literatura argentina, ni mucho
menos, pero como digo en el prólogo, me bastará con que pueda ser compañero en
alguna fría tarde solitaria frente al fuego del hogar o simplemente matar las
horas muertas de algún viaje. Con eso sólo sentiré que el esfuerzo de haberlo
publicado habrá valido la
pena. Fue un sueño de años que se convirtió en realidad.
Y este, chicos, es el punto
central de lo que les quiero decir, sueñen
grandes sueños, aunque parezca que sean imposibles de lograr, anímense a
soñar, crean que van a lograr todo lo que se propongan. Sueñen con casarse,
tener hijos, comprar una casa y ser felices. Sueñen con completar los estudios,
ser profesionales, tener un gran trabajo, o dedicarse a la actividad que amen,
sea la música, las artes, los deportes o
lo que sea que más disfruten, pero háganlo con pasión.
Sé que a veces la vida puede
tratarnos mal, que el entorno se puede volver áspero en contra nuestro, se los
dice alguien que desde muy pequeño tuvo que afrontar el vivir sin un papá,
porque en las circunstancias más tristes que se puedan imaginar fue arrancado
de mi vida, dejando un vacío que sólo fue llenado años después por Dios y por
la llegada de mi esposa y de mis hijos. No dejen que ninguna amargura ni
ninguna traba le pongan frenos a sus ambiciones. Todo en la vida puede
superarse. En estos días conocí a una persona maravillosa llamada Nick Vujicic,
un australiano que nació sin brazos y sin piernas. Aunque siendo niño intentó suicidarse
arrojándose a una bañera, no lo hizo porque pensó en el dolor que podía
causarle a sus padres. Pero con el tiempo fue descubriendo su propósito en la vida. Hoy es un hombre
casado con una hermosa mujer, acaba de ser padre y viaja por todo el mundo
inspirando a miles de personas a superarse. Cuando conocí su historia me dí
cuenta que yo mismo tendría que avergonzarme antes de decir no puedo hacer
algo.
Prácticamente desde que PESCAR inició
sus actividades en Palmero que tengo la suerte de ser padrino. Muchos chicos
inolvidables han estado conmigo y he tenido el placer y el honor de poder
ayudarlos a adquirir algo de conocimiento, con algunos tengo la alegría de
seguir en contacto. Me he dado cuenta de que ustedes son chicos únicos y especiales,
porque he visto como se esfuerzan, las ganas que ponen en venir a aprender
después del colegio, cuando otros preferirían tal vez estar mirando la tele o
enchufado en la compu. La
sencillez y la calidad de personas que son, los destacan por sobre el resto.
Estoy convencido de que tienen todo el
potencial para lograr lo que se propongan.
Queridos chicos, el camino se
abre ante ustedes, me recuerdan a cuando yo era adolescente y aquel libro que
mencioné al principio cayó en mis manos y me marcó para siempre. Está en cada
uno poner metas grandes o pequeñas. Que las suyas sean grandes, tan grandes
como el sueño más maravilloso que puedan soñar. Imagínenlo ahora mismo. Con fe
y esfuerzo les aseguro que podrán lograrlo.
Sinceramente,
Guille Silva
Octubre 2013
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